Sin embargo, algunas mujeres sí tienen trastornos médicos que pueden afectar el embarazo. Su médico seguramente le preguntará si tiene alguno(s) de los problemas mostrados en una lista de condiciones médicas. Por ejemplo, si tiene diabetes, es importante estabilizar sus niveles de azúcar en la sangre antes de salir embarazada y controlarlos durante el embarazo. Si está propensa a una alta presión sanguínea (hipertensión), su médico le recomendará controlarla antes de quedar embarazada, ya que controlar la hipertensión puede tomar tiempo y puede involucrar cambios de medicamentos más de una vez. Si tiene otros problemas, como epilepsia por ejemplo, la revisión de sus medicamentos y el control de su condición son importantes. Para una condición como el lupus eritematoso sistémico (LES), el médico quizás le aconseje tratar de quedar embarazada en el momento en que presente muy pocos síntomas.
Usted puede esperar preguntas como: si fuma, si se da el gusto de uno, dos o más tragos al día, o si utiliza alguna droga ilícita. Su médico la está interrogando pero no para regañarla, así que no se incomode y conteste con la verdad. Es que estos hábitos pueden ser dañinos para un embarazo y lo mejor es eliminarlos antes de salir embarazada. El médico puede aconsejarla acerca de las maneras de cómo hacerlo o recomendarle algunos grupos de apoyo o ayuda.
Usted también necesita hablar sobre cualquier tratamiento o medicamentos que esté tomando regularmente, así como también sobre los ejercicios y dietas. ¿Toma usted vitaminas? ¿Hace dieta frecuentemente? ¿Es usted vegetariana? ¿Hace ejercicios regularmente? Converse todos estos asuntos con el médico.
¿Por qué ese alboroto con el ácido fólico?
El ácido fólico era algo en lo que su madre nunca pensó cuando la estaba esperando. Pero en las últimas décadas, el ácido fólico ha venido a ser un requerimiento nutricional para todas las mujeres embarazadas. El cambio llegó en 1991, cuando un médico británico demostró que el ácido fólico (también conocido como folato, un nutriente de la familia de la vitamina B) reducía las incidencias de defectos de nacimiento del cerebro y de la médula espinal (también llamados defectos del tubo neural). Esta reducción ocurría hasta en un 80 por ciento de los casos de madres con un niño previamente afectado.
Estudios subsecuentes han demostrado que aún entre mujeres que nunca han tenido niños con esos defectos, el consumir suficiente ácido fólico reduce el riesgo de que sus bebés desarrollen espina bífida (un defecto de la espina dorsal) y anencefalia (un defecto del cerebro y del cráneo) en un 50 al 70 por ciento. Hoy en día, a todas las mujeres que están considerando salir embarazadas, se les aconseja consumir 0,4 miligramos de ácido fólico todos los días, comenzando al menos 30 días antes de la concepción. Comience antes de manera que todos los nutrientes estén en su sistema al momento de formarse el tubo neural. Si las condiciones de espina bífida, anencefalia u otras similares se encuentran en su familia (especialmente si usted alguna vez tuvo un niño con estos problemas), usted debería tomar diez veces la dosis recomendada (4 miligramos) todos los días.
Desde 1996, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (U.S. Food and Drug Administration, [FDA, por sus siglas en inglés]) ha requerido que todos los granos como la harina, el maíz, la pasta y el arroz, sean “enriquecidos” con ácido fólico. Otras buenas fuentes son los vegetales de hojas verdes, los granos y el hígado. Pero para asegurarse de que usted esté tomando la cantidad necesaria, tome un suplemento vitamínico. Cualquier buena vitamina prenatal le da por lo menos 0,4 miligramos de ácido fólico.
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